En Navanor nos apasiona nuestro trabajo y somos conscientes de que conseguir que nuestro día a día sea un éxito es una gran responsabilidad y un gran reto, que afrontamos con ilusión y con mucha pasión.
Hoy queremos compartir con vosotros una reflexión que consideramos vital en nuestro día a día y no es otra que la transcendencia que tienen los chóferes en nuestro desempeño. Ellos son nuestra imagen ante nuestros clientes y tienen un papel importantísimo en el desarrollo de nuestra actividad. Sin ellos, no somos nada o lo que es peor, un mal chófer puede poner en riesgo un trabajo bien hecho.
Por otro lado, no decimos ninguna novedad, si ponemos de relevancia que hay menos chóferes de los que hacen falta. Es fácilmente entendible, es una profesión muy dura, poco valorada y aún menos humanizada. Eso provoca que no sea atractivo, especialmente para las nuevas generaciones.
Conscientes de esta realidad hace tiempo que en Navanor, venimos desarrollando políticas de gestión de conductores con el fin de fidelizar y estabilizar nuestra flota y es ahora, después de mucho esfuerzo y tiempo invertido, tanto en ellos, como en el sistema, que podemos decir muy orgullosos que está funcionando.
El grado de fidelización de nuestros conductores se ha incrementado de manera sustancial, llegando a tener algún caso de segundas generaciones de conductores. Este hecho en sí, nos llena de orgullo, pero aún estamos yendo más allá. Nos estamos encontrando con la situación de que aquellos que dejan la actividad, por razones personales, cuando la retoman nos piden la reincorporación.
No nos podemos sentir más orgullosos, ya sabéis que no tenemos un gran tamaño, pero sin embargo, nos hacen sentir una GRAN empresa.
En Navanor mantendremos nuestro compromiso con la excelencia y seguiremos poniendo cada día lo mejor de nosotros mismos para seguir avanzando por este camino. Manteniendo siempre el foco en cuidar a todas las personas que interactúan en nuestro ecosistema.